Así son los rockeros en la intimidad: lejos del escenario, cerca de lo humano

Cuando pensamos en un rockero, lo primero que viene a la mente son guitarras a todo volumen, luces cegadoras y multitudes coreando cada canción. Sin embargo, detrás de esa imagen poderosa y rebelde, existe un mundo más íntimo y cotidiano que pocas veces se muestra.Lejos del escenario, los músicos de rock revelan una faceta sorprendente: coleccionistas de vinilos raros, apasionados de la cocina casera, padres dedicados o incluso aficionados al yoga y la meditación.En entrevistas recientes, varios artistas han confesado que la vida en la carretera puede ser agotadora, por lo que la tranquilidad del hogar se convierte en un refugio sagrado. “Después de un concierto lo único que quiero es estar en pijama y ver películas antiguas”, comentó un vocalista de una reconocida banda española.La intimidad también revela una disciplina férrea: ensayos diarios, sesiones de composición en solitario y rutinas estrictas para cuidar la voz o las manos. Nada queda al azar cuando se trata de mantenerse vigente en una industria tan exigente.Algunos incluso disfrutan de hobbies inesperados: jardinería, escritura de poesía o largas caminatas con sus mascotas. En la privacidad, el cliché del “rock and roll sin reglas” se transforma en la búsqueda de equilibrio, creatividad y silencio.En definitiva, los rockeros no solo son leyendas del escenario: son personas que, como cualquiera, valoran la calma tras el estruendo de los amplificadores.